Hoy hace un año que me rompí mi pie izquierdo y recordar ese momento me ha hecho rememorar muchos sentimientos. Más que el dolor por la fractura en sí, lo que recuerdo es el dolor por la pérdida de mi libertad. Me pasé los siguientes 6 meses sin poder andar, conducir, y lo peor de todo, sin poder viajar.
Todo en esta vida pasa por algo, a día de hoy puedo decir que gracias a ese incidente estoy aquí hoy escribiendo estas palabras, pero cuando me pasó no podía verlo desde una perspectiva tan positiva. Tuve que buscarme algo en qué ocupar mi tiempo para no acabar volviéndome loca. (Estaba empezando a abusar demasiado de Netflix) Al final decidí meterme en un proyecto que llevaba años en mente pero que siempre acaba posponiendo: mi blog de viajes.
¿Por qué te cuento esto? Te explico… Siempre he sabido que para mí viajar es algo necesario, ¡vital! Pero nunca me había parado a pensar en todos los beneficios que nos aporta, hasta que me pasó esto que me impidió seguir con mis escapadas y empecé a decaer.
En los últimos años he intentado viajar todo lo posible, me dejé de excusas por falta de tiempo, dinero o compañía y me propuse aprovechar cada oportunidad que surgiera. ¿Eres de los que pone excusas? Este post te ayudará a darte cuenta del gran error que estás cometiendo.
Desde que adopté esa mentalidad mi vida mejoró considerablemente, aumentó mi seguridad, me sentía mejor conmigo misma, y en general, era más feliz. Por eso cuando de repente me rompí el pie se me calló el mundo encima. De un día para otro mi vida se quedó como en pausa. A partir de ahí me esperaba medio año de no poder avanzar en nada. Se acabó el deporte, el coche, la vida social, los viajes…
Pero por suerte, gracias a eso, ahora soy capaz de valorar aún más aquellas cosas que me gustan y me sientan bien y he podido coger fuerzas para meterme con ellas al 100% y sin excusas. En cuanto pude me puse a hacerle kilómetros a mi coche, me hice fallera, creé mi blog y empecé a recuperar el tiempo perdido con los viajes, acabando el año habiendo visitado Portugal, Croacia, Vietnam y Camboya.
¡Qué felicidad volver a ser yo!
Te cuento esto porque durante esta etapa tuve mucho tiempo para pensar en todo lo bueno que aporta viajar. No es solo cuestión de que me guste, es que es algo completamente necesario. Por eso en este post te quiero explicar los grandes beneficios de viajar, para que dejes de ponerte excusas y te pongas a buscar vuelos ya mismo.
Índice
Los grandes beneficios de viajar
Desarrollo personal
Viajar es la mejor forma de conocerse a uno mismo. Vivir nuevas experiencias te pone a prueba y te ayuda a conocer cómo eres en realidad fuera del entorno que normalmente te rodea. Descubrirás aspectos de ti que ni tú mismo sabías y te sorprenderás con todo lo que eres capaz de hacer. Enfrentarse a lo desconocido implica superación y evolución personal. Como dice el proverbio chino “El que vuelve de un viaje no es el mismo que se fue”.
Si además viajas solo, favoreces aún más este auto conocimiento y te ayuda a encontrarte contigo mismo.
Abre tu mente
Las personas que viven encerradas en una sola cultura tienden a llenar su cabeza de estereotipos y prejuicios. Viajar te hace conocer otras formas de vida y adaptarte a nuevas costumbres. Te abre la mente a nuevas posibilidades que no son ni mejores ni peores, simplemente diferentes. Así los estereotipos desaparecen y nos convertimos en personas más tolerantes y capaces de entender otras perspectivas de la vida.
También te convierte en una persona más empática. Conocer otros lugares te hace ver el pequeño lugar que ocupas en el mundo y valorar más tu vida. Cuando te pones en la piel de otras personas con una vida o una cultura más complicada tus problemas cotidianos desaparecen.
Reduce el estrés
El ritmo de vida que llevamos hoy en día nos hace ir acelerados, nos pasamos la vida pensando en nuestras obligaciones y en los malabares que tenemos que hacer para cumplir con todas ellas. Esto nos genera un estrés que no nos deja disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y nos va consumiendo poco a poco.
Sin embargo, cuando viajamos nos cambia el chip. Desconectamos y dejamos de pensar en nuestros problemas y solo pensamos en el presente, en disfrutar al máximo esa escapada viviendo nuevas experiencias que nos hagan sentir bien.
En el día a día estamos acostumbrados a relacionarnos solo con la gente de nuestro entorno, no solemos ponernos a hablar con desconocidos así como quien no quiere la cosa. Sin embargo, cuando viajamos, con la excusa de que no nos conoce nadie, es fácil acabar hablando con cualquiera por alguna simple razón. Tenemos una seguridad que nos ayuda a ser más extrovertidos, es la oportunidad perfecta para conocer gente nueva con la que conectar.
Esto es más fácil cuando viajas solo, que acaba pasando sin que te des cuenta. Porque cuando viajas en pareja o en grupo, a veces cometemos el error de no socializar tanto con nuestro alrededor y perdemos la oportunidad de conocer a grandes personas.
Siempre me he considerado una persona tímida, aún así, mis viajes me han regalado varias amistades que valoro mucho, como la de Emma, Alex, Arzu, Kwesi o Jose. Gente de diversas partes del mundo. ¡Y espero conocer muchas más!
Vives experiencias irrepetibles
Si alguien me hubiera dicho que iba a acabar durmiendo con ratas le hubiera contestado rápidamente que ni de coña. Sin embargo hace un par de meses en Camboya acabé haciéndolo y me encanta recordarlo. Esas son las historias que marcan los viajes, aquellas anécdotas que te acaban pasando y superas sin darte cuenta y se convierten en energía pura que te motiva aún más. Esas anécdotas inolvidables e impredecibles que acabarás contándole a tus nietos.
¡Ojo! No estoy diciendo que haga falta pasar una mala noche para tener experiencias memorables. También hay muchas otras experiencias positivas que marcan un antes y un después en tu vida. Ejemplos personales que me vienen a la cabeza: la primera vez que viajé sola, cuando me busqué trabajo en la otra punta del mundo, cuando conviví con la tribu de los H’mong en Sapa, sobrevolar los bosques rojos de Canadá, la ansiada ruta 66, correr por la muralla China, ver el amanecer en Angkor Wat…. ¡Y mil cosas más que aún están por venir!
Potencia tu capacidad para resolver problemas
Cuando viajas te enfrentas a determinadas situaciones que te hacen salir de tu zona de confort y te ponen a prueba. Hablar otro idioma, moverte por lo desconocido, perderte, cambiar tus planes por algún imprevisto… Buscar soluciones rápidas y superar estos contratiempos potencia tu capacidad de resolución de problemas y la autoestima.
Mejora tu estado físico
Además de despejar tu mente, viajar te activa. Te saca de tu vida sedentaria. Largos paseos, visitas a monumentos, nadar en la playa o la piscina… Por muy de relax que sean tus vacaciones seguro que te mueves más que en tu día a día.
Cuando fui a México me hinché a comer y beber cócteles en la piscina, no me privé de nada. Daba por sentado que volvería a casa con algunos kilos de más pero por una vez quería disfrutar de unas vacaciones sin hacer nada, el cuerpo me pedía relax. Mi sorpresa fue que cuando volví había perdido 2 kilos. ¡Aún no me explico cómo!
Te hace más feliz
Cuando viajamos hacemos cosas que nos gustan, vivimos nueva experiencias que nos ayudan a cumplir nuestros objetivos. Nos sentimos realizados y eso nos da una sensación de bienestar que nos permite guardar el recuerdo de ese momento para siempre.
Al fin y al cabo, somos lo que hacemos. El recuerdo de esa suma de buenas experiencias nos permite ser felices y nos motiva a seguir cumpliendo nuestros objetivos.
Te cambia la vida
Pasar tiempo fuera de casa cambia tu forma de ver la vida y por lo tanto tus prioridades. Dejas de darle tanto valor a lo material, valoras más las experiencias y recuerdos vividos.
“Viajar es cambiarle la ropa al alma”. Esta frase de Mario Quintana describe muy bien esta sensación.
Viajar te hace analizar tu vida y darte cuenta de muchas cosas, personas o costumbres a las que nos aferramos que en realidad son innecesarias.
Ayuda en la toma de decisiones
Cuando estamos pasando por un mal momento o nos sentimos bloqueados, viajar es la solución perfecta. Salir del bucle de la rutina nos hace ver la situación desde otra perspectiva y nos ayuda a aclararnos la mente. Así surgen nuevas ideas que nos motivan y nos ayudan a tomar la mejor solución para nosotros.
Refuerza las relaciones
Como te he comentado antes, cuando viajamos somos una versión más real de nosotros mismos. Cada uno con unos gustos y unos deseos por cumplir en el viaje. Viajar con otras personas implica pasar mucho tiempo juntos y vivir todas esas experiencias en compañía. Si tu acompañante coincide en gustos contigo, probablemente vuestra relación saldrá reforzada. Pero también puede pasar que te des cuenta de que sois como el agua y el aceite y el viaje os acabe distanciando.
A mí me han pasado las dos opciones. He llegado a crear vínculos muy fuertes con algunas personas, pero también he dejado de hablarme y he perdido completamente la relación con otras.
Lo mires por donde lo mires, viajar está lleno de beneficios que te harán sentir mejor tanto emocional como mentalmente. Viajar te recarga, te abre puertas, te permite ver el mundo de forma más objetiva, despierta tu creatividad y saca lo mejor de ti.
¡Nos más excusas! Ábrete al mundo y vive nuevas experiencias. Hoy en día quien no viaja es porque no quiere porque cada vez es más fácil y barato. Encuentra aquí los vuelos más baratos, prepara tu maleta y échate a volar!
“Dentro de veinte años estarás más decepcionado de las cosas que no hiciste que de las que hiciste.” Mark Twain
¿Se te ocurre algún beneficio más? ¡Cuéntame tus experiencias en los comentarios!
Hola Susana. Aqui, otra vez reportandome jeje. Leí este post y dejame decirte que pensé en otro beneficio hermoso de viajar : fomentar el desapego – dependencia. Mi situación familiar me envolvió en un ambiente donde la dependencia era el pan de cada día, las personas con las que convivia estaban apegadas unas con otras y vivíamos pendientes de los demás menos de nosotros mismos. Viajar me enseño que no necesito de nadie para ser feliz y viceversa. Aunque creo que la felicidad es mucho mejor compartida, indudablemente una cosa es compartir y la otra creer que sin algo o alguien no puedes vivir. Viajar me enseñó a compartir, a elegir estar en una relación ( sea cual fuese) por gusto no por necesidad, a valorar lo que tengo por que se que en algun momento tendre que abandonarlo y que eso esta bien. Personalmente, saberme como bien dices; como solo una parte pequeña en este mundo, me enseño a que tengo todo a mi alcance para vivir y disfrutar tanto como yo decida, y que nada es eterno como dice una frase de Buda, por eso hay que disfrutarlo lo mejor que podamos.
Cada día estoy más convencida de este camino que he decidido tomar y este post me ayudo a reflexionar sobre ello aún más. Gracias por compartir Susana. Sigo en contacto contigo. Saludos y un abrazo donde quiera que te encuentres.
¡Hola Luna!
Estoy totalmente de acuerdo contigo, viajar es una de las mejores maneras de demostrarnos todo lo que somos capaces de conseguir por nosotr@s mism@s. Es cierto que compartir es muy bonito, pero como bien dices, es muy diferente compartir algo con alguien que depender de alguien. Trabajar el desapego es muy importante para poder ser realmente libres. Me alegra que este post te haya ayudado a reflexionar sobre ello, ¡gracias por compartir tus pensamientos!
Un abrazo desde Koh Phangan!!