Después de viajar durante 8 meses con lo que cabe en una mochila de 50 L., aprendes a vivir solo con lo necesario. minimalismo
Desde que llegué a casa he querido hacer limpieza para deshacerme de una gran cantidad de cosas que me sobraban. Bueno, en realidad ya soñaba con ello mientras viajaba y me imaginaba el momento de llegar a casa.
Han tenido que pasar unos cuantos meses para que me pusiera a ello, lo reconozco, pero es que a veces no es fácil empezar con algo que sabes que va a ser difícil y va a llevar su tiempo… ¡ay mi amiga la procrastinación! Por suerte, septiembre y ese efecto de «vuelta al cole» que tiene me ha hecho ponerme manos a la obra con este gran reto devolviendo el minimalismo a mi vida.
Pero empecemos por el principio…
Índice
¿Qué es el minimalismo?
En Internet tienes todo tipo de definiciones, pero a mí me gusta describirlo como «quedarse solo con lo que necesitas, eliminar lo que sobra».
Aunque el minimalismo generalmente se asocia más a objetos materiales, en realidad se puede aplicar a muchos otros aspectos en esta vida: relaciones, pensamientos, creencias limitantes…
El minimalismo no es un método de limpieza, es una filosofía de vida.
¿Por qué es tan necesario?
Las personas tendemos a acumular. Sumar y sumar… Nos han metido en la cabeza que cuanto más, mejor.
El marketig del consumismo nos hace creer que tenemos más necesidades de las que realmente tenemos. Ir siempre vestido igual está mal, usar algo que ya no se lleva es motivo de burla, no tener algo que todo el mundo tiene genera exclusión…
El sistema se encarga de meternos todas esas tonterías en la cabeza, pero además, también nos crea esa necesidad de guardar y no tirar porque ¡oye, nunca se sabe!. Puede que algún día adelgace y vuelvan a venirme esos pantalones. O puede que esta moda vuelva en un par de años. Incluso puede que de repente necesite ese objeto que jamás he gastado y sería terrible ya no tenerlo (léase el sarcasmo entre mis líneas). Todos esos malditos «por si acaso» que acumulamos… Yo he llegado a guardar ropa que tenía claro que no iba a volver a usar jamás pero que podía llegar a serme útil como disfraz algún día… ¡muy fuerte lo mío!
Ahora me doy cuenta. Y es aún más fuerte de lo que pensaba. Para mí, formar parte de ese consumismo era la forma que tenía de ocultar los problemas gordos que en realidad tenía. ¿Ansiedad?, ¿depresión? ¡Que va, hombre! Con algo bonito que ponerme y un poco de maquillaje mi cara de tristeza desaparecerá como por arte de magia. Qué ilusa era…
Beneficios del minimalismo
No voy a ponerme aquí a hablar de lo obvio. El ahorro es uno de los beneficios por supuesto, pero yo prefiero centrarme en hablar de lo que no se tiene tan en cuenta y es lo realmente importante: el sentimiento de liberación.
Aferrarnos a esas cosas, a esas relaciones, a ese tipo de pensamientos… es aferrarnos al pasado. Ese vinculo que generamos con las cosas se consolida y acaba generando algún tipo de dependencia que no nos deja avanzar. ¿Te imaginas que pasaría si dejaras espacio sólo para lo necesario? ¡pues que dejarías hueco a cosas nuevas! Piénsalo…
Ya lo dice Marie Kondo: «Soltar cosas es aún más importante que añadirlas».
Si te organizas y cambias algunas cosas, tu vida empieza a cambiar. Nuevos pensamientos = nuevos resultados. Tengo esta frase en un post-it gigante en mi escritorio, siempre me ayuda a recordar lo importante que es el poder de nuestra mente y lo necesario que es tenerla controlada. Seguro que ya me la has escuchado/leído en otras ocasiones.
Nuestro mundo exterior refleja nuestro mundo interior. Así que si necesitas un cambio y no sabes por donde empezar, empecemos por lo sencillo, empecemos desde fuera.
¿Cómo ponerse a ello? ¿Por dónde empezar?
Para un momento y dedica unos minutos a mirar a tu alrededor… Estés donde estés. En tu habitación, en la cocina, el la oficina, en el coche… Imagina que tienes visión de rayos X y ves moviendo tu mirada por todo tu alrededor imaginando todo lo que hay por ahí a tu alrededor escondido en esos cajones.
¿Ya lo tienes? Ahora hazte estas dos preguntas:
¿Realmente uso todo lo que tengo? ¿Mis espacios reflejan cómo me siento?
Esas dos preguntas me han hecho ponerme a tirar cosas como una loca más de una vez. Si te sientes igual, si la palabra «NO» ha aparecido en tu mente como respuesta ya sabes lo que toca, ¡pasar a la acción!
Hay mil formas de ponerse mano a la obra y apostar por el minimalismo, ¡si hasta han inventado un juego! El 30 day minimalism game, que consiste en ir deshaciéndose de cosas poco a poco durante un mes. 1 cosa el primer día, 2 cosas el segundo, 3 el tercero… y así hasta 30 el día 30. Al final del mes te habrás librado de un total de 465 cosas.
Hay tantas opciones como personas existen en este mundo, simplemente tienes que encontrar tu sistema. Eso sí, para no ir por ahí como pollo sin cabeza tirando cosas lo mejor es que te organices primero un poco, te lo digo por experiencia.
Hace poco leí un reto que propuso Mia Astral en el que yo me inspiré para crear el mío, el reto organizo mis espacios. Me gustó el nombre, pero el sistema no era práctico para mí. Su reto era de 4 días y el juego del que hemos hablado antes de 30. Ninguno de esos tiempos se amoldaba a mis necesidades así que creé el mío propio.
Reto Organizo Mis Espacios, a lo Wanderlust
Si ya me conoces sabrás que me gusta el orden, pero también sabrás que me gusta aún más la libertad. Mi sistema tenía que ser un sistema que no me agobiara. Ni tener que acabar corriendo en cuatro días y dejarlo todo a medias, ni alargar este proceso más de lo necesario y pasarme media vida con ello. Por eso decidí que mi sistema no iba por días, sino como su nombre indica, por espacios. Así tenía la libertad de dedicarle a cada uno el tiempo que yo considerara necesario, ni más ni menos.
1.- Armario trastero
De aquí saqué auténticas joyitas. Libros y apuntes de la Universidad que no había tocado desde 2007, agendas, cajas y cajas de zapatos. Bueno, cajas de todo tipo de calzado en realidad.
Con este espacio acabé bastante rápido. Todos los libros y papeles se fueron directos al reciclaje. El calzado ya me llevó más tiempo teniendo que probarlo y decidir si se quedaba, lo tiraba, lo regala o lo ponía en venta. Eso dependía del estado de cada uno.
2.- Habitación
Este espacio englobaba toda la habitación, a excepción de los armarios de ropa. Estaba más dedicado al escritorio, estanterías, etc. Aquí me deshice de varios libros, material de oficina, documentación antigua, y lo que más de dolió, todos los recuerdos de mis viajes hechos (itinerarios, apuntes, folletos…)
Esta última parte me dolió, pero entendí que si caía en la melancolía, corría el riesgo de volver a aferrarme al pasado. Me di cuenta de que puede que mi mente los olvide algún día, pero mi alma nunca lo hará. Todos esos viajes me han llevado a ser quien soy, forman parte de mí, y mientras yo exista, ellos existirán conmigo. Así que agradecida los dejé ir para dejar hueco a las nuevas aventuras que vendrán y seguir así creciendo.
3.- Ropa
Esta fue la parte más complicada, me llevó varios días. Tenía que ir probándome la ropa, y al igual que con el calzado, ir viendo si me venía y decidir si aún me sentía identificada con ella y la usaría o no.
Lo difícil no fue ir haciendo esa selección, aunque reconozco que fue un coñazo tantas horas prueba que te prueba. Lo realmente complicado fue darme cuenta de tantísimo dinero que había malgastado. Trabajando tantos años cara al público y con una vida social tan diferente a la actual, la mayoría de ropa se iba claramente al montón del NO, y no podía evitar hacer cuentas que me llevaron a un par de rabietas, pero que me hicieron ver el gran problema que tenía y que entonces era incapaz de ver.
4.- Electrónica
Nombre con el que bauticé a esta categoría que incluye un batiburrillo diverso de cosas que no están tan a la vista, pero que contribuyen mucho a mi caos:
- Bandeja de entrada: eliminar tropecientos correos de hace mil años que ya no necesito.
- Discoduro: ordenarlo por carpetas y borrar lo innecesario.
- Galería de fotos: hacer limpieza de fotos y descargarlas en la nube.
- «Amistades de Facebook»: el tiempo y/o las circunstancias hacen que algunas relaciones se pierdan, no tiene sentido dar acceso a tu vida privada a aquella persona que conociste una noche puntual que te cayó tan bien pero que nunca volviste a ver.
- Escritorio: tiendo a acumular documentos ahí, lo cual no es muy seguro. Además, en enero me curré un collage sobre mi panel de visualización, merece la pena tenerlo visible para que haga su efecto. 🙂
Confieso que cuando leí por primera vez ese juego del minimalismo que decía que tenía que desprenderme de 465 cosas, pensé que era una misión imposible. Como me generó curiosidad, cuando empecé mi reto fui apuntando cada cosa que tiraba. Mi sorpresa ha sido que cuando llegué a la número 200 paré de contar porque era tan solo el segundo día y la cosa no había hecho más que empezar. No seguí llevando la cuenta, pero no te miento si te digo que durante todo este proceso me habré desecho de más de 1.000 cosas. ¡Ahí es ná! Y no, no exagero.
Es probable que sea porque esto es algo que tenía pendiente desde hace años y que si ahora me propusiera repetirlo cada año, probablemente el número sería bastante más reducido y el proceso más sencillo. Es increíble la cantidad de cosas que podemos llegar a acumular, increíble.
Este reto me ha enseñado a ser más consciente de mi proceso de cambio y me ha dado mucha liberación, creo que será bueno repetirlo cada cierto tiempo para asegurarme de no estar cayendo en viejas costumbres.
Algunos consejos para facilitar las cosas
Primero de todo, decide qué espacios necesitan una reorganización (casa, oficina, coche…) y empieza por lo más importante, paso a paso y sin agobios.
Si te cuesta soltar cosas, busca la forma de hacerlo divertido. Imagina que estás a punto de mudarte y cuando tengas dudas con algo pregúntate si habría un espacio para eso en tu nueva casa. O si se trata de algo de ropa, pregúntate si te lo pondrías mañana mismo. ¿Tu respuesta es «NO»? Pues bye bye, eso ya no va a cambiar. También puedes buscar a alguien que le interese hacer este mismo reto a la vez, así os motiváis un@ a otr@.
Durante el proceso haz fotos del antes y el después, te ayudará a ver la diferencia al acabar y ser consciente de todo el trabajo que has hecho. No te preocupes si a mitad del proceso las cosas están peor de cuando empiezas, es normal. Para arreglar hay que desarreglar primero.
Ya que vas a deshacerte de un montón de cosas, busca la manera más ecofriendly que conozcas. ¡Recicla todo lo que puedas! Hoy en día hay contenedores para casi toda clase de residuos y otros sitios que te lo ponen fácil:
- Aplicaciones como Vinted o Wallapop, donde puedes vender de una forma muy sencilla y darle una nueva vida a tus cosas. Yo personalmente estoy encantada con el resultado de Vinted, llevo usándola un año y ya he ganado más de 300€ vendiendo ropa y complementos que ya no usaba! Si te interesa sacar un dinerillo extra, crea tu perfil y empieza a vender a través de este enlace.
- Tiendas especializadas que ofrecen un servicio de recogida de residuos. Por ejemplo, si hablamos de ropa, en H&M por cada bolsa de ropa vieja que llevas te regalan un vale descuento de 5€ para tu próxima compra. Y en Calcedonia hacen lo mismo con la ropa de baño. Si lo que necesitas es deshacerte de aparatos electrónicos, hay tiendas donde puedes llevar tu móvil viejo u otros aparatos donde pueden reutilizar algunas piezas o simplemente reciclarlo como toca.
No olvides que la basura de unos puede ser un tesoro para otros. Hay mil organizaciones con las que puedes colaborar llevando tus cosas para ayudar a otras personas más necesitadas, por ejemplo Cáritas o Fundación Humana.
Lo que me ha enseñado el minimalismo
Menos es más. Librarme de todo lo que no necesito me hace sentir aún más libre.
Por muchos años que me empeñara en ahogar mis penas tirando d tarjeta de crédito, te puedo asegurar que por mucho que compré y por mucho que intenté aparentar que todo iba bien, la cruda realidad es que me estaba muriendo por dentro. Tener muchas cosas nunca me dio la felicidad, nunca acabó con mis problemas.
Aprender a soltar es tan importante como aprender a comprar. En este post me he centrado más en hablar de la parte del SOLTAR porque era lo que yo tenía pendiente, pero ni que decir tiene que si sigues comprando al mismo ritmo acabarás igual enseguida. Antes de comprar nada, pregúntate si realmente lo necesitas. De verdad. Por suerte yo empecé con este punto hace tiempo y desde hace un par de años solo compro cosas que sustituyen a otras rotas y que uso habitualmente. ¡Atrás quedaron esos días de ir de compras y comprar por comprar sólo para intentar sentirme mejor! 🙂
Conclusión
Eliminar de tu vida todo lo que no te hace falta no es tan difícil como piensas. Libros viejos, ropa que no usas, documentación de hace mil años, recuerdos… Todos estamos rodeados de un montón de cosas que no necesitamos.
He estado reflexionando mucho sobre esto durante estos días de «limpieza». Supongo que cada uno tendrá sus motivos para acabar así, y a mí me gustaría contarte los míos porque este proceso me ha hecho ser consciente de muchas cosas que antes era incapaz de ver.
Me he dado cuenta de que en unos casos, guardaba cosas porque vivía aferrada al pasado. El ejemplo más claro de esto es todo el material que guardaba de mis viajes. Es una de las cosas que más me costó dejar atrás por la felicidad que me transmitían todos esos recuerdos. Hubo un tiempo que recordarme a mí misma esas aventuras me cargaba las pilas, como si dependiera de esos recuerdos para seguir adelante.
Ahora sé que no, no dependo de eso para ser feliz. Por supuesto que recordar mis viajes me gusta, pero seguiré viajando y llenando mi vida de recuerdos, no tengo por qué aferrarme a los del pasado porque ya no tengo un presente que esté intentando esconder detrás de todos esos objetos.
Y en otros casos, porque vivía con ojos puestos en el futuro. Aquí el ejemplo pueden ser las toneladas de ropa que tenía almacenada. En este caso no por los buenos recuerdos que me trajeran esas prendas (salvo 2 ó 3 que sí era por eso), en este caso era más cuestión de imaginar un futuro lleno de alternativas con necesidades que aún no me habían llegado pero que yo ya tenía cubiertas. Ese eterno «¿y si algún día lo necesito?».
Todo menos vivir en el presente. Un presente donde solo compras lo que necesitas, evitando así prendas colgadas en el armario sin estrenar que ya no te valen o mil trastos que ya no usas acumulando polvo. ¡Dios mío cuánto dinero malgastado!
Eso es, con diferencia, lo que peor he llevado de todo este proceso… pensar en tanto dinero tirado a la basura. Por eso al principio me propuse intentar venderlo todo. Hasta que me di cuenta de que dedicar horas y horas a hacer fotos y colgar toda la información en varias aplicaciones de venta de segunda mano me iba a llevar demasiado tiempo. Un tiempo que ahora valoro por encima de la cantidad de dinero que podría llegar a sacarles y no estaba dispuesta a malgastarlo, así que finalmente me he decidido por regalarlo y ha sido lo mejor que podía hacer.
Dar un paso más en este proceso de inmersión al minimalismo quedándome solo con lo esencial me ha hecho sentirme tremendamente liberada. Después de estos días organizando mis espacios, soy más consciente
sobre todo lo que poseo, que no es poco. Ahora me siento agradecida por todo ello, y eso sí que me da felicidad y paz interior.
Este ha sido mi proceso y mi forma de vivirlo, espero que te sirva de ayuda y que te ayude a pensar en el tuyo. Cada uno tiene que vivir el suyo propio. No esperes que todo el mundo lo entienda, lo importante es que te sirva a ti y que te ayude a seguir creciendo.
A mí este proceso me ha ayudado a ver que tenía un problema importante. Comprando ropa para sentirme bien lo único que hacía era intentar decorarme por fuera para esconder lo mal que me sentía por dentro. Lo peor de todo es que no lo hacía por los demás, ¡lo hacía para engañarme a mí misma! Porque así cuando me mirara al espejo me vería bien y así podría repetirme «ves, va todo bien». Ay que ver que idea más errónea tenía en la cabeza. 🙁
Ahora si me pongo algo de esa ropa me sentiría disfrazada. Ahora puedo ponerme frente al espejo con cualquier trapo, despeinada o como sea que me de la gana y pensar ¿¡y lo a gusto que voy!?, sin que me importe mi aspecto físico, sin juzgarme y sin que me importen las opiniones de otros.
Nunca me había dado cuenta de que había padecido de ansiedad hasta ahora. Por que sí, la ansiedad no es solo tener palpitaciones en el pecho o vivir al borde de un ataque de nervios. Hay personas a las que les da por comer, otras les da por comprar. El caso es buscar algo que intente tapar ese vacío que sientes dentro, pero que lamento decirte que NO SIRVE PARA NADA.
Recuerda, de vez en cuando echa un vistazo a tu alrededor y pregúntate:
¿Uso todo lo que tengo? ¿Mis espacios reflejan cómo me siento?
¿No? ¡Ya sabes lo que tienes que hacer!
¿Te has sentido alguna vez así? ¿Has hecho «limpieza profunda» últimamente? Cuéntame en los comentarios tu experiencia y cómo te has sentido al hacerlo.
Espectacular la manera en que lo has explicado y sobre todo que lo has conseguido como todo lo que te propones. Ya sabes eres un ejemplo a seguir. Cuanto aprendo de ti, día a día. sigue inspirándonos tu followers jajaja
❤❤❤ ay que bonita eres!!! Gracias a ti por animarme siempre y motivarme para seguir mejorando 🙂 muaaaaa
La Mary Kondo de la Terreta !!! Lo más difícil es crear espacios y comprar tiempo. A por ello !!!
Jajajaja ¡¡qué sabia es mi Loret!! Seguiremos luchando por ello! Muaaa