Viajar sola…
Para muchas mujeres, escuchar estas dos palabras juntas supone todo un torbellino de emociones encontradas. Por un lado está el deseo de romper con todo y lanzarse a la aventura, pero por otro lado está la mente que empieza a mandar un montón de mensajes de miedo para que deseches la idea y permanezcas en tu zona de confort.
Yo también lo he vivido, al igual que muchas otras viajeras con la que me he encontrado en el camino. Por eso he querido escribir este post en el que te hablo sobre falsos mitos a cerca de viajar sola, sus ventajas y desventajas, miedos comunes y algunos trucos y consejos para hacerlo todo más fácil, con la esperanza de que empieces a ver la idea de viajar sola de forma distinta. Y quien sabe, tal vez hasta empieces a plantearte tu primer viaje en solitario. ¡Ojalá que sí!
Partamos de la base de que viajar sola, en realidad, no tiene nada que ver con lo que ahora mismo crees que es. Ni tampoco con muchas de esas cosas que te hayan podido contar o que hayas oído por ahí. (A no ser que vengan de gente que realmente lo ha vivido, claro está).
Índice
Falsos mitos sobre viajar sola
– Viajar sola es muy solitario. La mayoría de mujeres que me escriben me dicen que no lo hacen porque creen que se sentirán muy solas y eso les da miedo. ¡Nada que ver! En mi primera semana en Bali conocí un chileno que me dijo que llevaba 3 años viajando y sólo había pasado 1 día solo. En su momento no me lo terminé de creer, ahora tengo claro que era completamente cierto. Si no quieres, no estás sola ni un día. Hay miles de viajeros en todas partes y viajar sola triplica tus posibilidades de conocer gente nueva, conforme te ven, te hablan. 100% comprobado.
– Viajar sola es peligroso. Los peligros son exactamente los mismos aquí que allí, lo único que cambia es tu sensación de confort y conocimiento.
– “¿Estás loca?, yo de ti no lo haría”. Estás muy equivocada si crees que eres la única que se plantea algo así. Puede que ese sentimiento se haya hecho grande por comentarios de la sociedad o de las personas de tu alrededor, pero si sales un poco del ese círculo, te aseguro que el mundo está lleno de mujeres que viajan solas. ¡Me atrevería a decir que más que hombres! No creas que vas a ser la única rara y solitaria que va a estar por ahí recorriendo mundo porque no es así.
– Soy súper vergonzosa, seguro que no conozco a nadie. Por fortuna el mundo esta lleno de gente extrovertida, tu limítate a sonreír y ellos harán el resto. Con el tiempo verás que no es tan complicado y acabarás acercándote tú a la gente.
– Si me pongo enferma nadie cuidará de mí. ¡Otra gran mentira! Entre viajeros hay un gran compañerismo. Las dos veces que me puse mala por la comida tenía varias personas a mi alrededor cuidando de mí trayéndome agua, plátanos y todo lo que necesitaba. Y lo mismo hice yo cuando me encontré con otra chica en esa situación.
– No puedo porque no hablo inglés. Ya he hablado de esto antes porque es una de las principales excusas que usa la gente para no viajar. Lo dicho, excusas. No necesitas saber inglés, con paciencia y gestos se entiende la gente. ¡Y no olvides que existe el traductor de Google! Además, el español es el segundo idioma más hablado del mundo, hay muchos países que puedes visitar sin necesidad de hablar inglés. Este falso mito es una mentira doble porque sería como suponer que vayas donde vayas los demás sí que hablarán inglés y mi experiencia me ha demostrado que no es así. Incluso en zonas turísticas de Tailandia, Indonesia o Myanmar hay quien no entiende nada de nada, pero con una sonrisa y gestos, se apañan a la perfección. ¡Aprendamos de ellos!
Te lo digo desde el principio para que te vaya entrando bien en la cabeza: ¡viajar sola es más fácil de lo que piensas!
Pero lo realmente importante no es lo fácil o difícil que pueda llegar a ser, sino todo lo que realmente te aporta y es que viajar sola es una de esas experiencias que te cambia la vida para siempre.
Ventajas de viajar sola
– ¡Libertad absoluta! Nadie decide por ti. Haces lo que quieres, cuando quieres y donde quieres. Tu viaje, tus reglas. Hay pocas experiencias en la vida tan gratificantes como experimentar ese nivel de libertad taaan extraordinario.
– Empoderamiento total. Te hará crecer como persona porque te ayudará a darte cuenta de todo lo que eres capaz de hacer por ti misma, te hará enfrentarte a tus miedos y eso te hará ganar seguridad y confianza en ti misma y aumentará tu autoestima.
– Te conoces a ti misma. A tu yo real, no el que te han enseñado a ser. ¡Adiós etiquetas! Poco a poco vas viviendo nuevas experiencias y empiezas a tomar tus propias decisiones. Empiezas a hacer lo que quieres y te vuelves más espontánea porque no te preocupa lo que otros piensen de ti.
– Cambia tu forma de ver la vida. Viajando descubres que hay tantas formas de vida como personas existen en el mundo, te vuelves más tolerante, humilde y abierta de mente. Viajar te ayuda a soltar el egocentrismo con el que nos educa la sociedad pensando que nuestro sistema o forma de ver la vida es la mejor de todas. Viajar te enseña muchas cosas y sobre todo, te muestra cuanto tenemos que aprender de otras culturas a las que aquí se les llama “tercer mundo” o “subdesarrolladas”. ¡Estamos taaan equivocados en tantas cosas!
– Empatía femenina. Para algunas personas y algunas culturas aún somos el sexo débil y aunque esto es algo negativo, a veces juega a nuestro favor. Me ha pasado varias veces que mujeres locales me han visto sola andando por algún lugar o esperando en un sitio y se han ofrecido a llevarme. Lo mismo pasa con otras viajeras. ¡Ojo! Con esto no quiero decir que lo hombres no ayuden, a mí también me han ayudado mucho. Me refiero a que entre mujeres es más fácil porque hay un nivel de empatía diferente. Una mujer se puede acercar a ti tranquilamente sin miedo a que pienses que va con segundas intenciones o sin miedo a faltar al respeto a su cultura. Sin embargo, en el caso de los hombres, más de uno me ha reconocido y explicado que no se acerca a mujeres solas precisamente para evitar ese tipo de malentendidos o porque simplemente en su cultura está mal visto.
– Desarrolla nuevas habilidades en ti. De pronto te das cuenta de que eres una persona mucho más observadora, tranquila y con un gran nivel de intuición. (Por mencionar algunas, cada una tiene sus habilidades). Ese tipo de cosas que cuando estás aquí, en una sociedad dirigida por el estrés, las prisas y el consumismo, no puedes llegar a desarrollar.
– Te vuelves más sociable. Viajando también se desarrollan tus habilidades sociales, te vuelves más extrovertida. No me refiero a que la vergüenza de repente desaparezca para siempre, sino a que aprendes a que no te frene. Yo siempre he sido muy vergonzosa y reservada, y eso me ha llevado a perderme muchas cosas en esta vida pero, con el tiempo, he entendido que eso es parte de mí y no puedo cambiarlo, pero sí mi actitud. El truco es no dejar que la vergüenza te frene y aunque sea roja como un tomate y sintiéndote insegura, hacer lo quieres hacer.
– Conocerás a un montón de gente maravillosa. ¡Y todo tipo de personas! La gente se acerca más a una persona que viaja sola que a los grupos. Ya te lo he dicho, si no quieres estar sola, no lo estarás ni un solo día. Al final te darás cuenta de que lo más complicado es buscar tus momentos de soledad, ¡y no al revés!
– Harás amistades de las de verdad. Cuando dos personas se conocen siendo 100% reales y comparten experiencias juntas durante un viaje, es probable que esa conexión acabe convirtiéndose en una buena amistad. Ahora mismo siento que tengo amigos repartidos por todas partes del mundo, lo que nos lleva a la siguiente ventaja.
– Podrás tener alojamiento gratis en tus viajes aprovechando que vas a hacer una visitas a tus amigos conocidos mientras viajabas.
Y así, ¡mil cosas más!. La lista de ventajas de viajar sola es interminable pero, como todo en esta vida, viajar sola también tiene sus desventajas. Aunque la mayoría de ellas pueden considerarse algo tanto negativo como positivo, según desde qué perspectiva se mire. Ya lo sabes, lo importante siempre es la actitud con la que nos enfrentamos a las situaciones.
Desventajas de viajar sola
– Habrá personas que intentarán desanimarte. No les dejes. Me explico con un ejemplo: cuando llegué a Santorini en mi segundo viaje en solitario, la mujer de recepción de mi B&B me miraba con cara de sorpresa y pena mientras me acribillaba a preguntas tipo: “¿Vienes sola?; ¿No tienes novio?; Vaya, espero que algún día puedas volver a este sitio tan maravilloso acompañada…” La mujer no lo hacía con ninguna mala intención, de eso estoy segura. Lo hacía desde el cariño y la preocupación, pero no se daba cuenta de que realmente hablaba sin saber porque viajar sola es algo que no ha probado nunca y directamente su mente lo veía como algo negativo. Obviamente la que hablaba no era ella, sino sus miedos. Ten en cuenta que vas a ser el espejo de muchas personas y puede que recibas todo tipo de comentarios. ¡No les hagas caso! O sí, pero siempre convirtiéndolo en algo positivo que puedas usar como motivación extra y combustible para tu viaje 😉 Aprovecha para recordar como conseguiste vencer a tus miedos y superar ese tipo de pensamientos y felicítate por tu valentía.
– Puede que a veces te sientas observada. Según dónde vayas o con quién te cruces puede que te sientas un poco el centro de atención. No te ralles, tal vez no están tan acostumbrados a ver a una mujer viajar sola y eso despierta su curiosidad, es normal que te miren o te hagan preguntas. Seguramente después de una conversación esa mirada de incredulidad se acabe convirtiendo en mirada de admiración.
– Habrá días en los que te dará más pereza tener que gestionar dónde comer o dónde dormir. Yo me iba turnando a la hora de elegir con la persona que estuviera viajando en ese momento, así evitaba llegar a ese punto. En una ciudad buscaba yo la información, y en la siguiente ella… esas cosas. Y si da la casualidad de que en ese momento de pereza estás sola porque acabas de llegar, pregunta al primer viajero que encuentres o al personal de recepción y confía en su recomendación. Si luego no te gusta siempre puedes irte.
– Puede que en determinados momentos te sientas más vulnerable. No nos olvidemos de que somos seres sociales por naturaleza, necesitamos estar en contacto con otras personas y sentir que formamos parte de un grupo. A pesar de estar rodeada de gente, puede que a veces eches en falta a tu familia, a tu grupo de amig@s o a alguien en concreto que está lejos de ti. Puede que sientas que te estás perdiendo cosas y eso te de pena, es un pequeño sacrificio que hay que hacer. Por desgracia, aún no se ha inventado el teletransporte, pero siempre nos quedará la videollamada 🙂
– Somos mujeres, a veces las hormonas nos juegan malas pasadas y nos ponen de bajón sin motivo alguno. Ley de vida. Pero eso ya lo sabes y te pasa tanto en casa como en cualquier parte del mundo. Aprovecha esos días para mimarte, consentirte y darte mucho amor sin hacer mucho caso a tu mente y al día siguiente como nueva. También puedes apoyarte en otros y hacer alguna actividad conjunta para que te transmitan su energía, nunca falla.
– Habrá momentos en los que reconectarás con tus miedos, especialmente cuando vayas a hacer algo completamente nuevo para ti. Recuerda que tu mente siempre estará ahí intentando frenarte cada vez que salgas de tu zona de confort. Ese maldito instinto de supervivencia que tiene, a veces tan útil, otras tan exagerado. Cuando lo escuches parlotear en tu cabeza toma un segundo para ver si lo que dice tiene sentido, si tu vida peligra hazle caso, si no ignórale. El 99% de los casos está exagerando, no dejes que te frene.
Ahora que ya tienes más claro todas las mentiras que se oyen por ahí sobre viajar sola y conoces mejor sus ventajas y desventajas, pasemos a la parte más complicada. Vamos a ponerle nombre a esos miedos que te están frenando.
Cuanto más claro tengas cuáles son tus miedos reales, menos poder tendrán sobre ti.
Miedos más comunes
Una de las frases que más escucho es la de “yo no podría hacerlo” y he de decir que no estoy nada de acuerdo. Siempre lo digo, todos podemos si realmente queremos.
Si yo, con lo vergonzosa y miedosa que soy, he sido capaz, te aseguro que todo el mundo puede. Eso sí, nadie dijo que fuera fácil. Hay que estar dispuesta a “sufrir” un poquito. Como con todo en esta vida, quien algo quiere, algo le cuesta y en este caso para conseguirlo solo hay una forma posible: enfrentándonos a nuestros miedos.
– Miedo a lo desconocido. Solemos tener las vidas tan establecidas que cuando hacemos algo un poco diferente nuestro cerebro enseguida nos manda mensajes de alarma. Es normal sentir cierta incertidumbre cuando salimos de nuestra zona de confort, lo extraño es lo mucho que tendemos a dramatizar. Si lo piensas, en esta vida no nacemos sabiendo nada, lo vamos aprendiendo todo por el camino. Aprendes a andar, a hablar, a ir en bici… Pues con los viajes igual, aprendes por el camino y con la práctica.
– Miedo al qué dirán. Seguramente cuando hablas con alguien sobre este tema te toman por loca y te intentan quitar la idea de la cabeza metiéndote el miedo en el cuerpo. Es normal que acabes pensando que si al final te decides a hacerlo, los demás te van a juzgar o van a hablar a tus espaldas. La cuestión es: ¿y qué mas te da?. Hablan sin saber y motivados por sus miedos. La personas que te valoran de verdad siempre te apoyarán y no te harán sentir mal por la decisión. Tal vez ha llegado el momento de soltar determinadas relaciones que no te dejan crecer, o de aprender a dejar de darle tanta importancia a sus opiniones. Al fin y al cabo se trata de tu vida, no de la suya.
– Miedo al fracaso. Nos aterra cometer errores de forma exagerada. Nos ponemos siempre en el peor de los casos. ¿Y si me voy de viaje sola y no me gusta?, ¿Y si no es como lo esperaba? ¿Y si me sale mal? ¿Y si….? Pase lo que pase viajando, no he conocido a nadie todavía que se arrepienta de haberlo probado. Insisto, a NADIE. Tal vez las cosas no salgan como tienes planeado en tu cabeza, es más, dalo por hecho. Pero la realidad siempre supera la ficción, te aseguro que todo el mundo que lo ha probado habla de ello como una de las mejores experiencias de su vidas. ¿Suena eso a fracaso?
– Miedo a la soledad. Muchas veces me han preguntado si de verdad no me sentía sola mientras viajaba, y de verdad confieso que no. Nunca me he sentido sola. No obstante, sí que me he sentido sola en mi ciudad rodeada de gente porque sentía que era un bicho raro que no encajaba, una incomprendida. Muchas de nuestras relaciones en la vida diaria están basadas en el apego, es lógico pensar que cuando no estén a nuestro lado nos sentiremos que falta algo. Sin embargo, el efecto es precisamente el contrario, sensación de liberación. Cuando viajas sola estás tú contigo misma y con quien decides en ese momento de forma libre compartir tu tiempo. Sin apego y sin sensación de soledad porque incluso cuando estás sola, es una soledad buscada. ¡Adiós a la sensación de vacío! Y ya hemos hablado de lo fácil que es conocer gente así que…. De verdad que esto no es algo que deba preocuparte.
– Miedo a que me pase algo. Como si quedarte en casa te garantizara que no te vaya a pasar nada. Te puedo asegurar que viajando por Asia me he sentido más segura que en España. Hay bastante más respeto por la mujer, ni miradas obscenas, ni comentarios hacia tu físico ni nada de eso que tanto nos incomoda. Fue volver a casa y volver usar los viejos trucos de hacer como que hablas por el móvil para que no se te arrimen o aquello de ir siempre con la llave en la mano por si toca echarse a correr. Lo único que debe preocuparte de verdad son otro tipo de situaciones de emergencia, como por ejemplo: ponerte enferma, perder tus cosas o tener algún tipo de accidente, en cuyo caso la preocupación desaparece si tienes un buen seguro de viaje que cuide de ti en esas circunstancias. ¡Ya puedes respirar tranquila!
– Miedo a que me olviden. Obviamente cuando estás fuera es difícil mantener el contacto con todas las personas que hoy forman parte de tu rutina, pero eso no quiere decir que se vayan a olvidar de ti o que no estén ahí si en un momento dado los necesitas. Hoy en día conectar con cualquiera de forma gratuita y desde casi cualquier parte del mundo es posible así que no te preocupes por eso. No obstante, te invito a que desconectes y hables con ellos lo justo para que puedas estar conectada al máximo contigo y con tu viaje. Ellos siempre estarán ahí cuando vuelvas, deseando que les cuentes tus batallitas. Y si no lo están, es que no eran las personas apropiadas. Recuerda lo que hemos hablado sobre el desapego.
Estos son los miedos más comunes. Unos lo he vivido personalmente, otros los han compartido conmigo otras viajeras. ¿Crees que me dejado alguno? Déjame tu opinión en los comentarios para que podamos hablar sobre ello.
Como te decía al principio, lo que va a marcar la diferencia entre el sufrimiento o la superación es la actitud con la que te enfrentes a las situaciones. Eso es lo realmente importante, por eso a continuación te voy a dar una serie de trucos para que la experiencia de viajar sola te resulte más fácil.
Trucos para hacer que viajar sola sea más fácil
– Ve siempre con una sonrisa en la cara y actitud positiva, así recibirás lo mismo. Si vas con miedo e inseguridad la gente pensará que eres tú la que tramas algo y no se fiarán de ti. Ponte en su lugar, ¿tiene lógica, no? Confía en ti y en la vida, y adelante.
– Alójate en hostels, y especialmente en habitaciones compartidas. Es la forma más fácil y rápida de conocer gente nueva. Tan solo tienes que empezar una conversación con las típicas preguntas: ¿de dónde eres?, ¿cómo te llamas?, ¿llevas muchos días aquí?… Eso será suficiente para romper el hielo y empezar una conversación que te hará decidir si te apetece compartir parte de tu viaje con esa persona. Pasar tiempo en las zonas comunes de los hostels y apuntarte a las actividades que organicen también es una buena idea. Normalmente este tipo de alojamientos organiza excursiones en grupo durante el día y actividades lúdicas por las noches para fomentar precisamente eso. ¡Está todo ya inventado!
– Usa el transporte público, además de ahorrar dinero, es otra forma fácil de conocer a otros viajeros y tener contacto con los locales para que te hablen de su cultura y sus cosas. ¡Ya verás qué divertido!
– Pregunta siempre al personal del hostel/restaurante/sito que estés, nadie mejor que ellos se conocen la zona y podrán hacerte las recomendaciones que no están en las guías y ayudarte con todo lo que necesites. Seguro que no eres la primera persona que les pregunta por eso.
– Si te cuesta dar el gran paso de golpe ves poco a poco. Empieza viajando sola pocos días o prueba con un destino cercano o incluso con uno donde ya hayas estado en el que te sientas segura. ¡A mí me ayudó a romper con mis miedos!
– Si aún así no te atreves, puedes probar la alternativa de viajar con un grupo de desconocidos. Sales de casa sola, conoces a un grupo de personas y a los días son tu otra familia. Vamos, lo mismo que pasa cuando viajas sola de verdad, pero en versión express. Si te interesa esta opción pregúntame en los comentarios más al detalle, tengo varios amigos que organizan viajes de este estilo que puedo recomendarte según tu estilo o preferencias de destino.
A parte de estos trucos, también me gustaría darte una serie de consejos algo más fuera de lo común. Recomendaciones a nivel personal sobre cosas que he aprendido durante mi etapa viajando sola que me han ayudado mucho, y que creo que a ti también podrían hacerlo.
Algunos consejos Wanderlust
– Ponle una intención a tu viaje, o dicho de otro modo: un objetivo, un por qué. Y recuérdalo cada día. Así tomarás todas las decisiones en base a eso y vivirás la mejor de las experiencias.
– No organices nada. Fluye y déjate sorprender por las cosas que la vida va poniendo en tu camino, las recomendaciones de otros viajeros y por su puesto de lo que a ti te va apeteciendo en cada momento. Como mucho, te diría que hicieras una pequeña lista con los objetivos que quieres cumplir durante el viaje para mantener el foco, nada más. Lo importante no es visitar cosas, sino vivir experiencias y eso no se puede planificar.
– Recuerda que eres libre. Esto no va de hacer una carrera por visitar el mayor número de sitos o conseguir tu foto en los lugares habituales, no. Lo importante es disfrutar de la aventura. Viaja lento, permanece abierta de mente a los cambios y di que sí a los planes que surjan. No olvides nunca que eres libre, si no te apetece pasar más tiempo con las personas que estás en ese momento o te apetece un plan diferente, tan solo hazlo. Es tu viaje, no el suyo. Lo mismo si son otros los que te lo dicen, no te lo tomes como algo personal. Cada viajero tiene su ritmo y prioridades, es lo más habitual del mundo, una de las leyes básicas si viajas sola.
– Conocer gente nueva y hacer conexiones está genial pero dedica también tiempo a estar contigo y conectar contigo. Si crees que no sabes hacer eso sin sentirte sola empieza haciendo cosas como leer algo que te guste, escribir en un diario, meditar, quedarte en un sitio a solas simplemente disfrutando de las vistas… Lo que sea que te ayude a conectar contigo. Lo agradecerás enormemente y te ayudará a sentirte mejor contigo misma.
– Estate donde estás. Ya te lo he dicho antes, pero creo que es importante repetirlo. Desconecta del móvil, de tu pasado y de tu futuro. Disfruta el aquí y el ahora, vive el presente. Cada momento que vivas será único e irrepetible así que aprovéchalo.
– Haz siempre caso a tu intuición. Es muy sabia y tiende a expandirse cuando estás fuera de casa así que si te manda un mensaje, hazle caso. Siempre, ella sabe lo que se hace.
– Si alguna vez necesitas ayuda importante de algún tipo habla con una mujer local, hará todo lo que pueda por ayudarte.
– Respeta siempre la cultura y tradiciones allí donde vayas. No pierdas el tiempo quejándote por las diferencias culturales, puede que para ti sea una tontería sin importancia, pero para ellos puede ser una ofensa y al fin y al cabo estás en su casa. No te cuesta nada cambiar los tirantes por manga corta para tapar tus hombros o ponerte una falta un poco más larga, por ejemplo, si hablamos de Asia.
– No hagas nada que en tu casa o país no harías. El sentido común es lo más importante.
Mi primera experiencia viajando sola
Fue en 2014, coincidió que ninguna amiga tenía vacaciones en las mismas fechas que yo y necesitaba urgentemente un cambio de aires. Si me quedaba esas vacaciones en casa podía explotar. Llevaba años hablando con varias personas del tema viajar sola porque esta situación tampoco era la primera vez que se daba, la diferencia es que esta vez no estaba dispuesta a sacrificarme. Así que, ya con la idea en la cabeza, se lo dije a mi familia y un jueves cualquiera de agosto me compré un vuelo a Nueva York para el siguiente sábado. Dicho y hecho, vaya a ser que si lo pensaba me rajara. La broma me salió cara, muy cara, pero mi capricho me compensó con creces. Aún doy gracias a ese maravilloso regalo que me hice, que me abrió una puerta maravillosa a este mundo. Al año siguiente me fui 20 días a recorrer las islas griegas también sola y otros años seguí repitiendo la experiencia en otras ciudades como Berlín.
Además, con la excusa de que ya había estado allí, me propuse la experiencia de probar un tipo de viaje diferente. Nada de ir a ver monumentos ni nada de eso, sino vivir experiencias y probar por primera vez el slow travel. Vamos, dejarme llevar por lo que va apeteciendo en cada momento y fluyendo con lo que la vida iba poniendo en mi camino. Sin organizar nada, decidiendo cada día según las ganas. Así pude experimentar sensaciones como las vagar sin rumbo por las calles de esta maravillosa ciudad, correr por Central Park como si fuera una ciudadana más en su rutina diaria, o ir a una fiesta al atardecer en una terraza con vistas al Empire State Building, entre otras cosas. Eso también me hizo conocer a varias personas y crear buenas amistades que aún mantengo.
No se puede describir con palabras todas las sensaciones que te llegan cuando haces tu primer viaje sola. Pasar del miedo a la alegría absoluta de un momento a otro, pasando por la incertidumbre, la gratitud, la sorpresa y el entusiasmo en cuestión de segundos. ¡Algo simplemente maravilloso!
Y eso que el primer día me llevé el susto de mi vida. A penas llevaba una hora allí cuando decidí ir a dar un paseo por un parque. Cuando me quise dar cuenta, dos hombres empezaron a seguirme de camino al hostel. Al principio me dio mucho miedo pero enseguida reaccioné gritándoles algo y cambiando de rumbo, y por suerte me dejaron en paz. Supongo que era la vida poniéndome a prueba a ver si estaba realmente comprometida con mi causa o pensaba tirar la toalla a la primera de cambio.
A partir de ahí, todo salió rodado y viví el viaje en solitario del que mejor recuerdo tengo. Mi primer viaje sola me abrió las puertas a este nuevo mundo y me hizo comprobar por mí misma que ya nada ni nadie podría frenarme.
Destinos recomendados para viajar sola
Obviamente donde he pasado la mayoría del tiempo ha sido en el sudeste asiático, por lo tanto la mayoría de mis recomendaciones van hacia allí. Es la zona más recomendada si es la primera vez que viajas sola porque es una zona muy segura, respetan mucho a la mujer por su religión, y además, como hay mucho turismo, tienen muchas opciones en alojamiento y medios de transporte que te pondrán las cosas muy pero que muy fáciles.
– Tailandia
No he visto país en el que sea más fácil moverse que en Tailandia. Incluso si decides cambiar de planes en el último momento hay disponibilidad de sobra de alojamiento y muchas opciones de medios de transporte. Es un país barato, se come muy bien y tienen una fruta delicioooosa. Turísticamente hablando, Tailandia es una maravilla porque allí puedes encontrar de todo. Arquitectura, cultura, paisajes, naturaleza, playas paradisíacas, ocio… Y lo mejor de todo: su gente. Por algo lo llaman el país de las sonrisas. Allí serás muy bienvenida, te tratarán genial siempre desde el respeto y te ayudarán siempre que lo necesites. A mí me enamoró tanto que decidí quedarme allí varios meses.
– Malasia
Malasia fue para mí la gran sorpresa. Son increíblemente hospitalarios y hablan muy bien inglés generalmente. Allí conviven tres culturas diferentes: la malasia, la india y la china, por lo que podrás disfrutar de una deliciosa y variada gastronomía. Turísticamente no puedo hacer muchas recomendaciones porque no fue mi prioridad allí. Mi experiencia en este país fue recorrerlo haciendo autostop con un amigo hasta llegar a Tailandia. Lo que sí puedo asegurar es que las personas que se cruzaron en nuestro camino son todas maravillosas y con un corazón enorme. Nos cruzamos el país entero gracias a su ayuda, todos nos invitaron a dormir en sus casas con sus familias, nos enseñaron sus pueblos y los lugares menos conocidos por los turistas. Sin duda una de mis experiencias favoritas viajando, algo que nunca olvidaré y siempre guardaré en mí con mucho cariño.
– Myanmar
Si Tailandia es el país de las sonrisas es porque la gente aún no conoce la antigua Birmania. ¡Qué maravilla de personitas! Tan humildes, tan agradecidas y tan de todo. Este país no tiene nada que envidiar turísticamente a ninguno de sus países vecinos. Sus paisajes y su gastronomía de 10, pero si hay algo lo que lo hace diferente es que aún no están del todo desarrollado turísticamente. Por un lado eso es bueno porque puedes conocer la esencia real del país y su cultura, pero por otro lado significa que las infraestructuras son más complicadas. Malas carreteras y menos variedad de transporte público y alojamiento a nivel general, lo que significa precios algo más caros. Recuerdo viajes en autobús y minivan de 14 horas para llegar de una ciudad a otra. Por supuesto, esta parte te la puedes ahorrar cogiendo vuelos internos pero te saldrá más caro y dejarás atrás la aventura del viaje, ¿no crees? Allá donde fueres, haz lo que vieres 🙂
– Indonesia
Mi viaje empezó aquí pero he decidido ponerlo en último lugar porque, en mi opinión, no es de los países más fáciles en los que he estado. Es un país compuesto por islas, eso significa coger muchos ferrys o vuelos internos, y eso se paga. La comida tradicional no es tan variada como en otras zonas de Asia y los transportes públicos también menos frecuentes. Lo ideal para recorrer Indonesia es alquilarte una moto en cada isla al llegar, es muy pero que muy barato. Pero si eres como yo que no sabe ir en moto… pues tienes que acabar de paquete con algún otro viajero que te haga el favor o depender de aplicaciones como Grab o Gojek para moverte. (Tipo nuestro Uber o Cabify pero incluso con moto). Eso si, baratísimo y muy rápidos. En cuanto a paisajes, Indonesia es una maravilla. Templos, volcanes, selva, snorkel… ¡lo tiene todo! Allí disfruté de las playas más bonitas y los mejores atardeceres de mi vida.
Conclusión
De toda esta información espero que, al menos, guardes en tu memoria estas cuatro ideas a fuego y no las olvides nunca.
– Es más fácil de lo que nos dice nuestra cabeza
– Todo el mundo puede hacerlo
– Nunca estarás sola
– Te cambiará la vida para siempre
He viajado de muchas maneras. En pareja, con amigas, en grupo con desconocidos… Todas ellas me encantan y tienen su encanto pero desde que probé el viajar sola, ya nada es lo mismo.
Todas las que lo hemos probado coincidimos en que es una de las mejores experiencias que hemos vivido en nuestras vidas. Una experiencia liberadora que te hace crecer como persona, ganar confianza en ti misma y empoderarte. Por eso creo que todo el mundo debería probarlo al menos una vez en la vida y saber qué es y cómo se siente.
Espero que después de leer este post tu cabecita ya esté planeando tu próximo viaje y te decidas a probarlo. Si es así, ¡ya me contarás qué tal tu experiencia! Y si aún tienes alguna duda o hay algo que te preocupa cuéntamelo en los comentarios, el objetivo es que seas capaz de lanzarte al ruedo y pruebes una de las mejores experiencias de tu vida.
De verdad, no esperes a cuadrar tus vacaciones con tu pareja o tus amigas. ¿No pueden? ¡Viaja sola! No dependas de nadie para hacer lo que quieres. Te aseguro que nunca te arrepentirás.
Lo más difícil de viajar sola es el momento de tomar la decisión. ¡Ánimo viajera!
Si me necesitas, aquí me tienes.
Y si ya lo has probado pero estás leyendo este post para recordar tu primera vez, ¡no te cortes! Cuéntanos cómo fue tu experiencia en los comentarios para inspirar a otras viajeras que aún no se han atrevido a dar el paso de viajar sola.
PD. Si eres hombre, en realidad la mayoría de estos consejos y toda la información en general aplica igual, así que ¡ya sabes!