¿Necesitas un cambio de vida pero no sabes qué hacer? ¿Te sientes bloqueado? ¿Quieres dejar de sentirte así pero no sabes cómo hacerlo?
Te entiendo perfectamente, pasé unos cuantos años así. Conviviendo con esa sensación de vacío, perdida, sin rumbo… Viendo la vida pasar sin ilusión alguna.
En el post de la semana pasada te hablé de esa temporada en la que viví en modo zombie sacrificando mi vida a cambio de un sueldo. ¿También te pasa? Te recomiendo que lo leas para ver cómo salí de allí.
Sé bien que estar en esa etapa es una gran p…tada. Es muy frustante y agotador mantenerse a flote cuando uno no sabe hacia dónde continuar. Ya lo dijo Séneca:
“No hay viento favorable para quien no sabe dónde va”
Por eso hoy quiero ayudarte a descubrir que de aquí se sale. Nada dura eternamente en esta vida.
Empecemos por el principio.
Índice
Estoy perdida
Admiro a las personas que desde la infancia ya tienen claro qué quieren hacer con su vida. Nunca ha sido mi caso.
Cuando alguien me preguntaba de niña qué quería ser de mayor les decía que no lo sabía. Al principio tampoco me preocupaba mucho, la verdad. Pensaba que llegaría el día que lo tendría claro, pero conforme fui creciendo, la pregunta se convirtió en una tortura.
Recuerdo ir de curso en curso probando asignaturas e ir cambiando sin sentido. Nunca me ha gustado estudiar, aprenderme cosas de carrerilla no era lo mío así que primero me decanté por las ciencias, las cosas de lógica se me daban mejor. Cuando las matemáticas empezaron a cansarme decidí cambiar y volver a intentarlo con las letras. Incluso tuve que apuntarme a una academia para dar clases extra de inglés si quería aprobar el Selectivo (examen que has de aprobar si quieres tener de acceso a la Universidad en España).
Pasé el examen por los pelos y mis notas vinieron acompañadas de un documento que tenía que entregar 7 días más tarde donde tenía que escribir qué solicitaba estudiar. Dejaban registrar hasta cinco opciones, ordenadas según tu prioridad. Fui incapaz de escribir ninguna.
Me pasé la semana dejándome aconsejar, escuchando las opciones que me decía la gente de mi alrededor. Familia, amigos, conocidos más mayores que me contaban sus experiencias en la Universidad.
El último día tenía que entregar mi solicitud así que finalmente decidí estudiar Turismo. Lo decidí por aquello de que me encanta viajar, pero sin tener claro realmente de dónde me iba llevar esto en el mundo laboral. Ya ves tú, ironías de la vida con lo mal que se me daban asignaturas como historia o inglés.
Tres años más tarde, con una sensación de tiempo perdido increíble, acabé la carrera. Aún así, enseguida encontré un «buen trabajo» como Técnico de Desarrollo Turístico en un Ayuntamiento. Todo el mundo me hablaba de la gran suerte que había tenido, prácticamente el resto de mi promoción había acabado en la recepción de un hotel. Me pasé los años intentando encajar allí sin éxito alguno. Cada año que pasaba me sentía más prisionera de mi trabajo.
Seguí claramente el programa establecido por la sociedad. Vivía en modo zombie, quería dejarlo pero los miedos no me dejaban. Recuerdo que una de las cosas que más miedo me daba era no ser capaz de identificar cuál tenía que ser mi siguiente paso. Tenía claro que quería cambiar de vida pero no tenía ni idea a qué quería dedicarla.
De nuevo, esa pregunta del pasado que me hacía pensar sobre mi futuro volvía a torturarme.
¿Qué quiero hacer? ¡No tengo ni idea!
Estuve años así, hasta que un día me di cuenta que me estaba planteando mal la pregunta. Realmente sí sabía lo que quería y sigo queriendo: quiero ser libre.
Libre para dedicarme a lo que quiero dedicarme en cada momento de mi vida, libre para cambiar de opinión si en algún momento algo deja de motivarme como antes, libre para vivir la vida a mi manera. Algo que antes me parecía impensable.
Al principio no veía cómo salir de ahí, después me di cuenta de que igual de importante es saber lo que quieres conseguir, tanto el cómo conseguirlo.
¿Cómo salir de esta crisis existencial?
¿Qué haces cuando se te pierden las llaves? Las buscas incansablemente hasta que la encuentras, ¿verdad? De lo contrario no podrás entrar a casa o acceder a tu coche. Encontrar tu llave es clave.
Ahora dime, ¿qué haces cuando te sientes perdido? ¿Nada? ¿Esperar a que ocurra el milagro?
Tu actitud ante la vida tiene que ser la misma, tienes que buscar incansablemente hasta encontrarte, y para eso solo hay una clave: el autoconocimiento.
Cuando no te conoces realmente es fácil dejarse llevar por el programa establecido, hacer “lo que toca” y jugar a ponerse máscaras para agradar a los demás. Lo malo de eso es que, de esta manera, tu esencia se va desvaneciendo. El tiempo va pasando factura y acabas sintiéndote vacío, perdido, sin rumbo, viviendo una vida que no te pertenece.
Ahora mismo no eres la persona que realmente crees que eres. Eres una mezcla de la educación que has recibido y de lo que siempre te han dicho, el resultado de miles de experiencias vividas y la consecuencia de cómo tú has interpretado todas y cada una de ellas. Pero tampoco eres esa persona. Eres eso y muuucho más. Algo imposible de reconocer, me atrevería a decir que, nunca.
El camino del autoconocimiento no es una camino sencillo. De este tema hablaremos más en profundidad pronto. Lo que hoy es importante que entiendas es que aquí el trabajo es tuyo. Cada camino es diferente para cada persona, y cada uno debe recorrer el suyo.
Yo te puedo contar lo que a mí me ayudó para que al leerlo veas si te resuena. Tal vez incluso te dé algunas ideas. Está genial buscar la inspiración en las historias de otros, habrá algunas que te motiven y otras que no, lo importante es que pases a la acción y empieces a recorrer tu propio camino.
Mi camino hacia la libertad
Para mí todo empezó en 2006 cuando me fui un verano a vivir a Santa Rosa (California) a trabajar como au pair con el objetivo de aprender inglés. Hacer aquel viaje me cambió la vida, me hizo despertar.
Era la primera vez que viajaba y mis esquemas mentales se rompieron por completo.
La familia con la que convivía me introdujo en su estilo de vida, aparentemente tan parecido pero en realidad tan distinto. Cada cosa era nueva para mí: su educación, su forma de socializar, su forma de trabajar… Era la primera vez que veía alguien trabajando desde casa. ¡Hasta su forma de conducir me impresionó! Y no me refiero a sus normas de tráfico, sino a la paz y el respeto con los que conducía la gente, siempre dispuestos a facilitar el acceso a otras personas antes que a ellos mismos, incluso cuando tenían la prioridad. Y eso que ellos tienen menos prohibiciones en su regulación de tráfico…
Puede parecerte una tontería, pero te puedo asegurar que alejarme del canon establecido por la sociedad al que estaba acostumbrada en mi país y descubrir otras costumbres y otros pensamientos, me hizo abrir los ojos a otras formas de vida. Aquello abrió las alas de mi imaginación y desde entonces el inconformismo llegó a mi vida replanteándome cada cosa que hacía.
Pensé “si esto me ha pasado viajando a Estados Unidos, cuántas lecciones tendrá que enseñarme el resto del mundo con la cantidad de diferentes culturas que existen”. Y no estaba para nada equivocada.
Desde entonces, viajar siempre ha sido la mejor manera para conectar conmigo misma, vivir todas esas experiencias ha sido mi mayor fuente de crecimiento personal.
Viajes tan importantes como mi primer viaje en solitario, mi viaje al desierto o mi último gran viaje de 8 meses por el sudeste asiático han marcado un antes y un después en mi vida.
Otra cosa maravillosa que me ha traído los viajes han sido las personas. Viajando he conocido gente maravillosa que han llegado a convertirse en grandes amistades. Personas de las que he vivido experiencias increíbles y de las que he aprendido grandes lecciones.
Desde entonces empecé a valorar mejor mi tiempo y empecé a decidir mejor en qué y quién invertirlo. Dejé atrás a personas que me juzgaban y me cortaban las alas. Personas que no confiaban en mí y me llenaban de miedos e inseguridades. Poco a poco empecé a rodearme de personas con las que puedo ser yo misma sin ningún tipo de juicio, personas que valoran mis esfuerzos, confían en mí y me impulsan a volar.
Otra pieza clave de mi autoconocimiento fue aprender a establecer prioridades. Encontrar mis valores me ayudó muchísimo a cambiar el chip y anteponer mi bienestar. Esto me ayudó a tomar decisiones tan importantes como la de dejar mi trabajo, alejarme de personas tóxicas o empezar mi gran viaje en solitario por el sudeste asiático.
Todas ellas decisiones difíciles porque en ningún momento contaba con la certeza de que salieran bien.
Ni siquiera hoy soy capaz de saber cómo van a acabar. Pero como siempre digo, si no arriesgas no ganas.
Todo lo que nos pasa en esta vida es una oportunidad de crecer, y todas estas experiencias han marcado mi vida y me han ayudado a convertirme en la persona que soy hoy.
Y lo mejor de todo es que tengo claro que esto sólo es el principio.
Tu camino: la visualización
Quizás aún no sepas qué hacer con tu vida, pero estoy segura de que sí sabes lo que no quieres.
Permítete soñar a lo grande y visualizar todo lo que quieres conseguir. Por irreal que parezca, sin nada por medio que te asuste ni te frene. Tu mayor motivación eres tú.
Reflexiona sobre cómo sería tu vida ideal y piensa, ¿qué quieres conseguir? ¿cómo te ves de aquí a 5 años?
¿Nunca has hecho un ejercicio de visualización? Descarga mi guía práctica 6 CLAVES PARA EL CAMBIO donde te propongo un ejercicio que te ayudará a darte cuenta de qué quieres conseguir y ver si vas por el camino correcto.
Pero después de eso no te quedes ahí esperando al momento perfecto. La oportunidad no va a caerte del cielo. Recuerda que lo más importante es pasar a la acción.
Arriesga, prueba… relaciónate con personas nuevas que tengan tus mismos gustos, apúntate a algún curso para aprender una nueva habilidad, asiste a charlas sobre lo que te gusta… Hay mil opciones, elige la que más te convenga y no te preocupes por los resultados.
No pasa nada si por el camino te equivocas en algo o decides cambiar de dirección en algún momento. Lo importante es el camino que recorres. Proponte hacer algo cada día, por pequeño que sea, cada pequeño paso te acercará a vivir la vida que quieres.
Sal de esa rutina que tanto te consume y ponte nuevos objetivos que devuelvan la ilusión a tu vida. Despierta cada mañana con un propósito real, alineado con tus valores que te motive y te acerque a vivir de una forma más feliz.
¡Deja de procrastinar y ponte manos a la obra!
Todo gran árbol ha sido semilla al principio, date tiempo para crecer. Cree en ti.
¿No sabes qué hacer con tu vida? Conclusión
Todos pasamos por alguna crisis existencial a lo largo de nuestra vida.
Esa sensación de vacío que nos consume y no nos deja mirar más allá por culpa de los miedos. Estamos tan inmersos en la rutina viendo los días pasar que no nos damos cuenta de que lo que pasa es LA VIDA.
Ya te lo dije en el post de la semana pasada, nuestro tiempo aquí es limitado. No esperes a tocar fondo o caer en una depresión.
Convierte esta crisis existencial en una oportunidad de crecimiento. Deja de decir que no sabes qué hacer con tu vida y actúa. Siembra YA tu semilla del cambio.
Yo también me sentí perdida y amargada durante muchos años, hasta que decidí tomar la decisión que tanto tiempo llevaba posponiendo. Cuando dejé mi trabajo todo cambió. Y créeme cuando te digo que sigo perdida, que no tengo ni idea de cómo va a acabar todo esto. Lo que sí te puedo asegurar es que la felicidad que me da tener la libertad de luchar por cumplir mis sueños, hace que merezca la pena.
Ya sabes, visualiza, encuentra tu camino y lucha por conseguir la vida que quieres.
No porque yo te lo diga, sino por ti. Por tu felicidad y por tu libertad. Como diría Borja Vilaseca: no te lo creas, verifícalo. Compruébalo tú mismo.
¿Estás dispuesto? ¡Deja tu respuesta en los comentarios!
PD. Recuerda que este mes lo voy a dedicar a hablar sobre la REINVENCIÓN PROFESIONAL. La semana pasada te invité a reflexionar ¿cuánta vida te cuesta tu sueldo?. En las próximas semanas hablaremos sobre cómo es el proceso, miedos comunes e incluso te mostraré historias reales de personas que lo han conseguido para que veas que es posible. No olvides suscribirte para estar al día de todo y recibir antes que nadie las novedades en tu correo electrónico.
¡Muy buen post! Yo también puse patas arriba mi vida y ha sido lo mejor que he hecho. En mi caso pasé por un bache de salud que me ayudó a abrir los ojos (ansiedad/depresión). Paradójicamente, lo peor de mi vida pasó a convertirse en lo mejor, me encontré a mi misma. Apuntalé mis pilares, y resultó que se redujeron a dos: marido/hijas y salud, el resto era prescindible en mi vida. Romper estereotipos me liberó tanto! Hoy no tengo las comodidades de aquel fantástico trabajo, mi círculo social se ha reducido a menos de la mitad y casi te diría que pasamos apuros económicos, pero he encontrado mi vocación profesional y soy muy feliz, y no lo cambio por nada del mundo, y mi marido dice que solo con verme así, todo vale la pena.
!Bendita libertad!!
¡Hola Eva!
Muchas gracias por tu comentario 🙂 ¡Qué ilusión leer historias como la tuya! Es maravilloso conocer a otras personas que se arriesgan a dar el paso en busca de su felicidad, y se nota en tus palabras que estás más que satisfecha con la decisión que tomaste. ¡Y eso que no debió de ser fácil! Enhorabuena por todo ese trabajo de autoconocimiento y por tu valentía. Apostaste por el cambio y la vida te compensó con la felicidad. ¡Qué bonito! ¡Disfruta de tu libertad! Un abrazoooo