
1 de enero de 2019 en Pai, pensando en mi próxima lista de propósitos.
Llevo tanto tiempo posponiendo esto que no sé ni por donde empezar. Sabía que me iba a costar ponerme a escribir después de tanto tiempo, pero jamás hubiera imaginado que tanto. Han pasado tantas cosas últimamente que tengo la sensación de haber vivido como cinco años en uno. Han habido tantos cambios en mi vida que ya no sé si estoy más perdida o más encontrada que nunca. Podría seguir intentando explicar cómo me siento ahora mismo pero sería enrollarme en más de lo mismo y no, precisamente he decido ponerme a escribir de una vez por todas y romper mi silencio precisamente para salir ahí.
De hecho, no se como va a acabar todo esto pero… ¡allá voy!
Creo que para entender bien de qué va esto lo mejor es empezar por el principio.
Índice
¿Cómo he llegado hasta aquí?
Puede que seas de los que me conociste cuando estaba viajando y te preguntes qué es de mi vida ahora que estoy en España, o puede que seas de los que ve un poco más allá en mis post de Instragram y sepa que estoy atravesando un temporada, llamemosla complicada. Por no decir, de mierda, agobiante, caos, una montaña rusa de emociones!
Mi 2019 empezó en Pai, mi paraíso particular. Sólo estar allí ya es paz, calma y buen rollo. Allí me marqué mis tradicionales propósitos de año nuevo y creo que tal vez ahí fue cuando cometí mi primer error del año. No por hacer una lista de propósitos en sí, eso me encanta y lo hago siempre porque me ayuda mucho a trabajar mis objetivos. Más bien porque no tuve mucho acierto a la hora de elegirlos, al menos algunos de ellos. Digamos que estaba en tal tremendo subidón de felicidad flotando en mi paraíso que me puse unos propósitos a la altura. Vamos, que me flipé un poco. ¡Si hasta me puse objetivos que no dependían de mí el poder conseguiros!
Por refrescarte un poco la memoria o para que los leas por primera vez si es tu caso, te haré un breve resumen de mis objetivos 2019, aunque si no lo has hecho aún, te recomiendo que te leas el post que escribí sobre ello para que veas por qué es tan importante marcarse objetivos.
Sé que de estas cosas se habla más bien en diciembre, pero ya lo sabes, yo tengo mis propios ritmos.
Propósitos 2019 y sus porqué
-
- Viajar a Latinoamérica: llevaba meses en Asia y quería ver nuevos mundos, tengo muchos sitios pendientes de visitar allí a los que llevo años queriendo ir.
- Meditar a diario: me parecía un hábito muy saludable que quería introducir en mi vida.
- Hacer un retiro Vipassana: cuando empecé a leer sobre la meditación encontré este tipo de práctica, que además abundaba en Tailandia, donde yo estaba entonces. Es un poco heavy, pero quería experimentarlo.
- Hacer un curso de yoga: quería aprender a hacer yoga por mí misma sin depender de un profesor para convertirlo en un hábito en mi vida y así poder practicarlo estuviera donde estuviera.
- Escribir un post cada 2 semanas: quería aportar valor a las personas que me seguían de forma más constante y acostumbrarme a ser capar de escribir contenidos mientras viaja, cosa que me costaba muchísimo.
- Conectar con 2.000 suscriptores: sueño con que algún día mi proyecto sea el lugar de reunión de muchas personas que están pasando por la misma situación y así ayudarnos los unos a los otros a seguir luchando por crear nuestros caminos y crecer juntos.
- Estudiar mi árbol genealógico: sabía que tenía temas pendientes con mi origen y también quería enfrentarme a estos fantasmas.
- Leer un mínimos de 6 libros: viajando tenía más tiempo libre y estaba descubriendo un montón de temáticas interesantes sobre las que quería saber más, así que todo apuntaba a que era un buen momento. ¿O no?
- Perder el miedo a la bicicleta: es uno de mis grandes miedos desde niña y decidí que ya había llegado el momento de acabar con esto.
- Aprender a tocar una canción en ukelele: me encanta la música y me quedo embobada cuando alguien toca la guitarra, pero como sé que eso es dificilísimo, me propuse con el ukele pensando que a menor número de cuerdas, menor dificultad…
- Enamorarme: estaba tan feliz de la vida que me apetecía mucho, muchísimo, compartirlo con alguien.
- Ir a un café de gatos: la frikada del año. Siempre me propongo algo muy fácil de cumplir pero que de fácil que es nunca lo hago, y en realidad es importante para mí. Siempre he crecido rodeada de la compañía de algún lindo gatito y desde que mi moco murió hace unos años ha dejado de ser así. Y sinceramente, lo echo muchísimo de menos 🙁 agradezco que haya sitios así que velen por estos maravillosos y mágicos animales. ¡Pon un gato en tu vida!
La tradición habitual era elegir 10 propósitos para el nuevo año, pero yo más chula que un ocho con mi subidón encima me dije “¡este año 12, uno por mes!”, como si fuera esto fuera moco de pavo… ¡tela marinera! No se me ocurrió pensar que no sería fácil porque me había propuesto cosas que implicaban hábitos duraderos, superación de miedos, mucha inversión de tiempo e incluso tentar al destino proponiéndome cosas que no dependían de mí.
¿Quieres saber cuál fue el resultado de todo esto?
Resultado propósitos 2019
- Viajar a latinoamérica: Llegó el momento de despedirme de Asia, pero no para ir a la otra punta del mundo, sino para volver a España. En principio para unos meses, lo que no sabía es que la vida tenía otros planes para mí y todo se fue al garete. Pero no adelantemos acontecimientos que eso viene más tarde. NO CUMPLIDO.
- Meditar a diario: Me llevó tiempo convertirlo en un hábito. Para ello tuve que cambiar por completo mi percepción sobre lo que es meditar, pero me alegra mucho haber conseguido que la meditación y la atención plena ahora formen parte de mi vida. Sigo teniendo mucho que aprender aún, pero me ayuda mucho en mi día a día. Algún día hablaré sobre esto con más detalle. CUMPLIDO.
- Hacer un retiro Vipassana: Probé este tipo de meditación en el retiro de Tailandia, pero como diría Alejandro Sanz, no es lo mismo. Mi objetivo era hacer un retiro completo, es decir, pasar al menos días 10 en un templo en completo silencio y cero contacto meditando una media de 12 horas. Vamos que… NO CUMPLIDO.
- Hacer un curso de yoga: Mis últimos 40 días en Tailandia fueron en un retiro donde practicaba yoga a diario. Aprendí mucho, sí. Ahora en España lo sigo practicando, sí. Pero sigo dependiendo de ir a centros y como mi objetivo era aprender a hacerlo solita… CUMPLIDO A MEDIAS.
- Escribir un post cada 2 semanas: La verdad es que la constancia no ha sido nunca mi fuerte. He tenido meses de estar a tope, como por ejemplo junio con el mes temático de la reinvención, en el que escribía un nuevo post y hacía un directo en Instagram cada semana. Pero también he tenido meses de desaparición absoluta. Así que con todo el dolor de mi alma he de decir que: NO CUMPLIDO.
- Conectar con 2.000 suscriptores: Al principio la cosa empezó muy bien. Gracias a mi Reto Misión Emprender cumplí mi objetivo de 500 suscriptores en 3 meses incluso antes de lo previsto. Confiaba en seguir dedicándole tiempo a eso pero requería mucho esfuerzo que también tenía que dedicar a otros propósitos así que me quedé por el camino. He de decir que estoy súper orgullosa de mis 847 suscriptores (¡gracias infinitas a todos por estar ahí!), pero me marqué otra cifra así que… NO CUMPLIDO.
- Estudiar mi árbol genealógico: Esta fue la principal razón de mi vuelta a España y a lo que he dedicado mucho tiempo desde que he vuelto, entre otras cosas. Es un campo en el que creo que siempre hay cosas por aprender, pero me gusta a dónde me ha llevado. Me ha traído grandes conversaciones y grandes cambios. Si me pongo a escribir sobre esto no acabo en un año, así que de momento sólo diré que estoy muy orgullosa de haberlo CUMPLIDO.
- Leer un mínimos de 6 libros: Confieso que precisamente viajando sólo me leí uno. He podido cumplir este objetivo gracias a volver a España y estoy muy agradecida por ello porque lo echaba de menos. Estos son los libros que he leído: Reencuentro, Genealogía viva, Gente que viene y bah, La sabiduría del eneagrama, Astrología descodificada, Los cuatro acuerdos y El alquimista. Y a parte tengo otros cuatro a medias que voy intercalando porque son interesantes pero densos. ¿Te gustaría que escribiera sobre ellos y las lecciones que me han enseñado? ¡Déjame tu opinión en los comentarios, porfa! CUMPLIDO
- Perder el miedo a la bicicleta: Gracias a la santa paciencia de mis amigos Alicia y Pablo que me sacaban a pasear de vez en cuando en bici, conseguí subirme de nuevo en una y rodar sin caerme, pero sigo sin ser capaz de coger una bici a solas y usarla como medio de transporte habitual. Por eso lo considero CUMPLIDO A MEDIAS.
- Aprender a tocar una canción en ukelele: ¡estaba muy equivocada! Es igual de difícil, especialmente si no tienes ni puta idea de música y eres de las que se limitaba a tocar el triángulo en el colegio. ¡Por no mencionar que no tenía ni ukelele! NO CUMPLIDO.
- Enamorarme: Jajajajaja ¡me da la risa solo de pensarlo! Reconozco que era muy consciente de que este objetivo no dependía de mí, pero quería tentar a la suerte a ver si me concedía el deseo. Al principio me ayudó a estar más abierta a la idea de que eso pasara, pero con el tiempo comprendí que precisamente parte de esa felicidad venía de estar viviendo esta época de mi vida precisamente sola. NO CUMPLIDO.
- Ir a un café de gatos: Fue el primero que cumplí y fue una experiencia maravillosa. ¡Estoy deseando repetirla! CUMPLIDO.
Moraleja
Siendo positivos, he conseguido 6 de 12, lo que viene siendo un aprobado por los pelos. El peor resultados en estos años. ¡Las comparaciones son odiosas!
A veces cuando nos planteamos objetivos, éstos no son del todo realistas. O no nos planteamos que en cualquier momento puede aparecer algo que nos ponga la vida patas arriba y lo cambie todo. Sin embargo, en realidad eso es algo que nunca se puede prever. La vida siempre estará ahí haciendo de las suyas para ponernos a prueba y ayudarnos a crecer. ¡Por suerte y gracias! Aunque nos duela. Lo realmente importante es la actitud con la que nos enfrentemos a estos cambios y el poder que les demos para afectarnos. Una lección que yo creía tener ya aprendida, pero que las sacudidas de 2019 me hicieron olvidar.
Este año ha sido ha sido un año de transición para mí. Ilusa de mí creía que sería un año mucho más tranquilo después de todos los cambios de 2018, pero nada que ver. Sin duda lo ha superado. Por un lado la intensidad del viaje y todas esas nuevas experiencias durante la primera mitad de año. Y por otro como una especie de remember que me trajo el destino recreando durante la segunda mitad de 2019, todo lo que había significado mi 2018: trabajo, Marruecos, Tailandia… Eso sí, desde una nueva perspectiva para seguir poniéndome a prueba. ¡Mi cabecita acabó un poco loca!
Pero la vida es sabia y supo poner en mi camino aquello que sabía que me haría recordar que esto sólo es el principio hacia mi nuevo estilo de vida y aún me queda muchísimo por aprender y por hacer. ¡Tanto que si lo pienso me bloqueo del miedo que me da! Y eso es exactamente lo que me ha pasado estos últimos meses. Y aunque es una reacción completamente comprensible y que seguro que a mucha gente le pasa, ahora que soy capaz de verlo, prefiero escribir sobre el tema para terminar de sanar todo lo que tenga que sanar al respecto y ser capaz de salir de ahí. Porque es normal encontrarse con baches por el camino, pero quedarse naufragando en ellos, NO. Como siempre digo:
Si tienes retos en el camino, es que estás en el camino.
Lo que me hace darme cuenta de que por muy mal que lo haya estado pasando, precisamente estas son las cosas que me hacen ver que estoy yendo en la dirección correcta y que debo seguir adelante luchando por conseguir la vida que quiero. Lo único que necesitaba era un cambio de perspectiva.
Si en lugar de pensar en los 6 objetivos que no pude conseguir, me centro el los 6 que sí conseguí, la cosa cambia. Y mucho. Realmente no es un mal resultado. He conseguido grandes cosas, cosas muy importantes para mí. Algunas estaban en mi lista de objetivos, otras me las ha regalado la vida por sorpresa. ¿Y acaso todo eso no cuenta? ¡Claro que cuenta!
Nuevos pensamientos → Nuevos resultados.
Y con eso, súper happy de nuevo 🙂
Pero lo realmente importante es analizar lo que hay detrás de todo esto para evitar que se repita.
¿Cuál era la causa de este bloqueo? ¿Por qué mi ego no me dejaba verlo con claridad hasta ahora? ¿Por qué ahora soy capaz de ver qué me estaba pasando?
¡Pues qué va a ser! Lo de siempre…
El puto miedo: la historia que siempre se repite
¡Siempre es el miedo!
El miedo tiene muchas formas de manifestarse, y una de mis favoritas es la inseguridad, ya lo sabes, he escrito sobre esto muchas veces. Lo jodido del miedo es que tiene diferentes caras. Es como si usara varias máscaras para que cuando consigues superar una de ellas, el muy cabrón saca otra y vuelve a ir a por ti en busca de venganza. Y he de decir que esta vez me ha pillado pero bien, ha usado una máscara que sinceramente no vi venir.
Después de recapacitar mucho sobre ello y tras varias largas conversaciones con otras personas sobre la situación en la que estaba, al fin he sido capaz de resolver qué era aquello que se escondía detrás de todo esto. Aquello que me paralizaba. El miedo a perder el control. ¡Pufffff! Casi me explota la cabeza cuando me di cuenta, pero a la vez fue muy reconfortante porque vino seguido de un “aha moment” de esos que dicen. O como yo me dije, un “Ahhhhh, ¡¡coño era eso!!”.
Me explico…
Aquí una servidora siempre había tenido organizada su vida, seguía el modelo social establecido e intentaba llevar una vida que le habían dicho que era la ejemplar. Tras muchos años de sufrimiento y alguna que otra crisis de ansiedad después, decide cortar con eso por lo sano e irse al polo opuesto. Se compra un billete sólo de ida al sitio más barato que encuentra en ese momento y se va a disfrutar de la vida viajando por el sudeste asiático sin billete de vuelta. Durante meses, se pasa la vida fluyendo, de aquí para allá disfrutando de todo lo que la vida decide poner en su camino. 8 meses más tarde, el viaje había perdido ya la capacidad de sorprenderle así que decide volver a casa a enfrentarse a sus fantasmas del pasado. Una vez allí, intenta seguir su nueva forma de vida, con ese fluir que ahora la caracteriza, pero los meses van pasando y la vida le hace revivir algunos momentos clave de su pasado. Además, su antigua casa, su antiguo entorno y, en general, su antigua vida, le hacen reconectar con uno de sus antiguos enemigos… el miedo.
De repente le da por pararse a pensar en que había pasado un año y medio desde que se subió a ese avión con la esperanza de conseguir crearse una nueva vida, pero en ese momento se da cuenta de que su vida en realidad no había cambiado tanto. O al menos eso pensaba ella… Por un tiempo olvidó todas las experiencias vividas en su viaje, las personas, las lecciones aprendidas, los avances en su proyecto, las otras caras del miedo superadas… En definitiva, todo el crecimiento personal que hay detrás de todo eso. E incapaz de verlo, como si de la vida de otra persona se tratara, decide pensar sólo en aquello que no había podido conseguir y en las ganas que tenía de conseguirlo. Ese sí fue su gran error. Se centró en todo lo que le quedaba por hacer sin reconocerse nada de lo que había conseguido y eso le llevó a un rincón oscuro de su ser que ya creía haber eliminado pero que de pronto volvió a aparecer. El ego fue creciendo día por día y cuando se quiso dar cuenta estaba inmersa en lo más oscuro, incapaz de ver sus opciones, incapaz de entender qué pasaba e incapaz de salir. Y todo por la estúpida necesidad de querer volver a controlarlo todo.
Por dejar de fluir, por cuestionarse los retos que le vida le había puesto en su camino, por abandonar el presente y querer organizar su futuro. ¡Oh Dios mío! Había vuelto a ser aquella persona y se odiaba por ello, pero no sabía cómo salir de ahí. Cuanto más lo pensaba más se estresaba, pero quería salir de ahí así que no podía parar de pensar en ello. Iba de aquí para allá comiéndose la cabeza. Incluso se sorprendía a sí misma con la queja de nuevo en la boca. No se reconocía. Estaba tan cegada que era incapaz de ver que tenía la solución muy cerca. Muy muy cerca.
Hasta que al final un día lo vio claro. Se estaba enfrentando a una nueva máscara del miedo y de momento éste estaba ganando la batalla. Había llegado el momento de luchar así que recurrió a su mejor arma, la solución al problema: ELLA.
Recordó que si un día fue capaz de salir de ahí, ya siempre podría hacerlo, solo tenía que recordarlo. Los recuerdos de sus logros empezaron a brotar en su mente. Su gran viaje, las risas, las lágrimas, los momentos compartidos, las charlas en familia… Y poco a poco, fue dándose cuenta de que en ninguno de esos momentos estaba presente el futuro. Eran solo ella y el presente, con aquellos a los que había decidido dedicar su tiempo. Y así, volviendo al momento presente y dejando de comerse la cabeza por lo que vendrá o no vendrá y cuándo llegará, fue cuando sin planearlo ni pensarlo fue capaz de sentarse en frente de su portátil como en un estado de trance y redactar este post del tirón, experimentando una sensación de liberación y paz indescriptible.
Es verdad, no sé cómo he llegado hasta aquí. Ni al punto de ser capaz de sentarme a escribir después de tanto tiempo, ni a la situación de no ver venir lo que me estaba pasando y acabar bloqueada por completo sin ser capaz de verlo. ¡Si hasta he escrito parte del post en tercera persona como contando una historieta! Nunca se me habría ocurrido… Supongo que así me era más fácil hablar de la situación. Sea como sea, lo importante es que ahora estoy aquí, estoy presente y soy capaz de ver lo que me pasaba. E igual que yo sola me metí ahí con mi actitud negativa y mis quejas, yo sola he sido capaz de salir de ahí con las ganas de mejorar y seguir adelante. Porque el error no fue marcarme unos objetivos ambiciosos como al principio pensaba, el error fue mi actitud exigiéndome aún más.
No son las cosas que nos pasan, sino cómo reaccionamos a ello.
Algo me dice que 2020 será un año con muchos nuevos retos y estoy segura de que el miedo volverá a engañarme con alguna de sus nuevas máscaras, solo espero ser capaz de enfrentarme a él y no dejarle ganar la batalla.
El miedo siempre va a estar ahí. Lo mejor es aceptarlo y enfrentarte a él para que no te controle.
¡Bendita escritura que siempre me acaba llevando a entenderlo todo! Ahora que he releído el post antes de publicarlo me doy cuenta de que el principio ya no tiene ningún sentido para mí. Por un momento me he planteado hasta el no publicarlo, pero NO! Conviene que esté siempre aquí para recordarme mis errores cuando me de por volver a caer en ellos. Es un post un poco diferente a los demás, muy personal y que ha salido así un poco a lo loco. Pero espero que te pueda servir de ayuda por si alguna vez pasas por esta situación.
¿Te has sentido alguna ves así? ¿Qué tal tu 2019? ¿Conseguiste tus objetivos? ¿Superaste algún miedo? ¿Qué lecciones aprendiste este año? ¡Cuéntamelo todo en los comentarios!
Hola Susana!
Me siento tan identificada contigo…, no solamente por este post, sino con el momento o etapa de la vida en la que nos encontramos 🙂
Desde que di contigo ( no recuerdo bien, supongo que vicheando webs o blogs de viajeros para intentar evadirme y recrearme y soñar con algo que haga más ameno el día a día…), me sentí tan reflejada, que me apetecía cada vez más leer tus posts y seguir tus avances y crecimiento. Los últimos meses echaba de menos tus post, y me preguntaba qué estaría pasando, pero bueno, ya lo has comentado y te entiendo perfectamente…porque yo ando en un momento de mi vida similar al tuyo, y este post ya ha sido lo más, para decidirme hasta a escribirte…jajaja, Parecemos hermanas gemelas!
Pues sí, estoy en momento de transformación personal, parar con atención y comprenderme, no dar importancia a cosas que no la tienen y que te hacen entrar en un bucle de pensamientos que no te llevan a nada, solo a bloquearte y a que el cuerpo duela y se queje. Estoy aprendiendo tanto y experimentando sensaciones nuevas gracias a no tener miedo a los miedos y superándolas…Qué descubrimiento y alivio para mi saber que gracias a esos momentos «revueltos, de bajones agudos» en los que según la sociedad tienen connotaciones negativas, son todo lo contrario! Es la señal de que algo tiene que cambiar, y es cuando me paro, me observo con atención y escucho qué me dice mi interior, qué está reclamando mi esencia, que la estoy ignorando y es su forma de manifestarse..y luego experimentar la satisfacción de haberlo superado por tener paciencia y atenderme, sin hacerle caso a los miedos, sino riéndome de ellos…Y antes cuando pasaba por estos momentos, entraba en pánico y caía más sin saber cómo salir y sobre todo sin entender el por qué de estos momentos.
Claro que todo esto lo he descubierto gracias a conversaciones, encuentros, sesiones de transformación personal, y llegar a descubrir después de todo esto igual que tú, que muchas de las cosas que me pasaban era por el miedo a perder el control!! Entiendes el por qué me he decidido a escribirte, no? jejeje. Pues sí, miedo a perder el control…de ahí mi necesidad de tener todo planeado, todo atadito…Buff, y que es tan dificil de llevar la vida así…Así que en eso estoy, en dejarme llevar, fluir, vivir con consciencia, que gracias a experimentar lo que te he comentado antes, es todo mucho más fácil.
Solo decirte, que eres muy valiente por abrirte de esa forma y sacar tus interioridades. Que me pareces una persona maravillosa, valiosa y con una luz muy bonita, y darte las gracias por compartirlo y ayudar de esa forma. Espero y deseo coincidir alguna vez contigo en alguna parte del mundo. Un abrazo
PD: quizás me he expresado un poco lioso, es mi asignatura pendiente…jajaja, pero bueno sentía la necesidad de hacerte saber que al igual que tú, una servidora está en el mismo momento, sin importar el resultado 🙂
¡Hola compañera de etapa!
Muchas gracias por haberte animado a escribirme 🙂 ¡Da gusto encontrar compañeras de camino! La verdad es que entiendo perfectamente lo que dices y cómo te sientes. Las etapas de cambio no son fáciles y los miedos siempre están ahí poniéndonos a prueba. Por desgracia, desde bien pequeñitos nos enseñan a querer controlarlo todo y nos exigen resultados en lugar de enseñarnos a fluir y luchar por lo que queremos adaptándonos a las diferentes situaciones de la vida. Es un gran paso ser capaz de ver estos retos como oportunidades de mejora. Te deseo lo mejor en tu camino y aquí estoy para lo que necesites. ¡Un fuerte abrazo!
PD: la expresión que sale de dentro es la más sincera y natural, así que es la perfecta 🙂 ¡Gracias por tu sinceridad y apoyo!